miércoles, 4 de junio de 2014

EPOPEYA DEL DESCUBRIMIENTO DE NEPTÚNO

Durante el siglo 19, las observaciones de las posiciones de Uráno se notaban en discrepancia con las efemérides predichas. Dos matemáticos, un francés, Urbain Leverrier, y un inglés, John Couch Adams, analizaron estas pequeñas desviaciones de las posiciones predichas asumiendo que eran debidas a la atracción gravitacional de otro, desconocido, planeta. Adams y Leverrier Trabajan independientemente, y ambos predijeron la presencia de un nuevo planeta, en sustancialmente el mismo lugar en el cielo.
Tras el descubrimiento de Uráno, se observó que las órbitas de Uráno, Saturno y Júpiter no se comportaban tal como predecían las leyes de Kepler y de Newton. Adams y Le Verrier, de forma independiente, calcularon la posición de otro planeta, Neptúno, que encontró Galle, el 23 de septiembre de 1846, a menos de un grado de la posición calculada por Adams y Le Verrier. Más tarde se advirtió que Galileo ya había observado Neptúno en 1611, pero lo había tomado por una estrella.
Neptúno es un planeta dinámico, con manchas que recuerdan las tempestades de Júpiter. La más grande, la Gran Mancha Oscura, tenía un tamaño similar al de la Tierra, pero en 1994 desapareció y se ha formado otra. Los vientos más fuertes de cualquier planeta del Sistema Solar son los de Neptúno.

Neptúno es un planeta muy azulado muy similar a Uráno; es ligeramente más pequeño pero su masa es más densa.

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